«Lo he roto todo ?y lo he tirado? para renacer más limpio. Para abominarlo. Para matarlo en mí, imposiblemente. Madrid, dorado y caliginoso, reluce a lo lejos. Lo peor no había empezado todavía. El miedo ?que allí era sólo un rizo? en el brutal colegio de los curas se volvería una terrible pelambrera de cuervo.» Patria y sexo no es una autobiografía al uso, sino dos segmentos de ella, que tienen en común el modelo castrense: el adolescente veraneo parafascista de la OJE (Organización Juvenil Española) y la pausa o intervalo del servicio militar. En ambos episodios están presentes la irrupción subterránea y poderosísima de la libertad frente a su privación momentánea y la insurrección del cuerpo que afirma subversivamente los derechos del de- seo ante un asfixiante mundo reglamentado. La escritura de Luis Antonio de Villena expone una aguda capacidad de observación e ironía, elegancia estilística y dotes, cosa infrecuente, tanto de narrador como de poeta. Por este motivo, Patria y sexo no es sólo un testimonio inhabitual y un alegato en favor de la libertad erótica del individuo, sino también una admirable pieza narrativa de sorprendente eficacia, tanto mayor cuanto más contenida en apariencia y más apasionada en su trasfondo.
