Alguien, casi irreal, se cuela por la ventana de la vivienda -un piso alto, en una gran ciudad- que comparten dos mujeres...
Gustavo Martín Garzo (1948) reside y trabaja en Valladolid, ciudad donde nació y en la que ha desarrollado su trayectoria como escritor y hombre de letras. Entre 1987 y 1990 codirigió la revista literaria Un ángel más. Desde que, en 1986, apareció su primera novela, Luz no usada, ha publicado, entre otras obras, Una tienda junto al agua (1991), El amigo de las mujeres (Premio Emilio Hurtado 1992), El lenguaje de las fuentes (1993, Premio Nacional de Literatura 1994), Marea oculta (Premio Miguel Delibes 1994), La princesa manca (1995), La vida nueva (1996), Ña y Bel (1996), El pequeño heredero (1997), Las historias de Marta y Fernando (Premio Nadal 1999), La soñadora (2002), El libro de los encargos (2003), Los amores imprudentes (2004), Mi querida Eva (2006), El jardín dorado (2008), La carta cerrada (2009) y Tan cerca del aire (Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2010). En años recientes ha prestado especial atención a la literatura infantil con obras propias como Tres cuentos de hadas (Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2004) y prólogos y reescrituras (Dulcinea y el caballero dormido, 2005).
Alguien, casi irreal, se cuela por la ventana de la vivienda -un piso alto, en una gran ciudad- que comparten dos mujeres jóvenes: Ña (menudita, de ojazos pensativos) y Bel (esbelta, de nariz afilada). Ese intruso, que es quien nos pone al corriente de todos los secretos domésticos que va desentrañando, trastorna, poco a poco, la vida rutinaria de ambas muchachas. Y él mismo, dotado de poderes impropios de este mundo, sufre, a su vez, el contagio de las pasiones humanas. Se crea de esa forma un peculiar trío amoroso, y los cambiantes movimientos del convivir hacen del piso de Ña y Bel una casa encantada. Es decir, un lugar donde habitan la armonía y el caos, los celos y el placer, la fascinación y el rechazo, el silencio y el canto, la tristeza absoluta y la alegría a raudales. Una novela inolvidable que nos habla del amor como extrañeza y reconocimiento, como cofre cerrado que necesita dos llaves para abrirse: una en poder de la mujer y otra en poder del hombre... «La escritura traspasa lo mágico para, desde lo insólito, ofrecer una suerte diversa de guiños irónicos desde los que hurgar en las entrañas del mundo (femenino sobre todo), y así ofrecer la geografía contradictoria de las cosas, siempre desde la mirada inocentedel que desconoce y descubre.» El País