Mudarse de ciudad puede ser una experiencia angustiosa, pero también es una oportunidad para crecer. Este abedul se dará cuenta que aunque uno se encuentre en uno de los momentos más oscuros, uno puede brillar más que nunca.El dÃa que me sacaron de casa y me transportaron en camión a la ciudad lo cambió todo. Pasé de vivir rodeado de naturaleza, con mis hermanos, a acabar rodeado de edificios altÃsimos en una ciudad llena de contaminación. Aceptar ese cambio me costó mucho, pero pronto me di cuenta de que la ciudad también tenÃa su parte positiva. Un amable jardinero se ocupó de mÃ. Abonó mi suelo con ricos nutrientes, me suministró agua y me cortó las ramas secas para que pareja de jilgueros construyese su nido en mÃ. Empecé a sentirme muy útil para las personas al darles mi sombra, mi oxÃgeno y mis frutos, y entonces entendà que la esperanza y el amor se podÃan manifestar en cualquier lugar del mundo, asà que decidà echar raÃces.Una historia que nos invita a contemplar las adversidades como oportunidades, y a confiar en que los cambios, a pesar de sorprendernos, pueden ayudarnos a crecer.
