Miraba hacia el cielo con esos ojos llenos de súplica, invadidos de nostalgia, ira, desesperación, buscando en la nada a un ser divino para reclamarle, pedirle, exigirle, y lo dijo con una voz de angustia, de dolor, con palabras salidas del pecho, no de la garganta, ni de dientes para afuera, sino del interior, muy adentro de las entrañas desde donde se expresa el alma, la mirada puesta en un punto del cielo, la pupila contraída, sus ojos húmedos... Minerva una mujer de clase media, sufre una serie de eventualidades durante el proceso del libro, describe su historia desde la separación de su hijo, el divorcio y otras situaciones conmovedoras. Mientras se van desarrollando sus anécdotas se narra la vida de otras mujeres amigas y conocidos, cada una con sus respectivos acontecimientos que van mostrando las conmociones que una mujer siente ante circunstancias de la vida cotidiana, sin embargo, sobreponerse a ellas es incentivo para toda mujer y hace que uno las vea como un ángel, una alma enamorada, un ser divino, o una mujer extraordinaria.
