No está todo dicho sobre Pablo de Tarso a pesar de que desde san AgustÃn, y principalmente desde MartÃn Lutero y la Reforma, se hayan escrito centenares de libros sobre él. Ni siquiera queda claro, como se afirma con rotundidad, que Pablo fuera el «segundo fundador del cristianismo» ni tampoco un fariseo estricto como él mismo sostiene en apariencia.
Desde 1970 ha surgido una potente y nueva corriente de interpretación de la teologÃa de Pablo, a cuyo frente están sobre todo teólogos evangélicos independientes e historiadores judÃos del pensamiento israelita, que pone en cuestión opiniones aparentemente asentadas durante siglos: ¿Puede sostenerse hoy que todo o parte de Pablo ha sido malentendido durante más de quince siglos? ¿Fue el pensamiento de Pablo exclusivamente judÃo a pesar del entorno de su nacimiento y formación escolar en un mundo griego? ¿Abandonó Pablo la ley judÃa? O bien ¿se comportó siempre, incluso externamente, como un judÃo practicante? ¿Es posible defender que paganos y judÃos se salvan no por creer en Jesucristo, sino por imitar sus actos de fidelidad? ¿RompÃa la posible divinización de Jesús por parte de Pablo el monoteÃsmo estricto de Israel?