Basta con conocer in situ los distintos modos de hacer filosofÃa que imperan a cada lado del canal de la Mancha -o del océano Atlántico- para tomar consciencia de que la filosofÃa contemporánea está dividida. Aunque lo más desconcertante de esta escisión es que no suele haber enfrentamientos explÃcitos, sino que la mayorÃa de los filósofos, tanto los llamados analÃticos como los continentales, consiguen hoy en dÃa desatender durante la mayor pA del tiempo las aportaciones de la facción contraria, asumiéndolas como el ruido de fondo que uno ha de ignorar para ponerse a trabajar en lo que verdaderamente importa. Afortunadamente hay excepciones, y aquà se analiza una de ellas: el fallido debate que tuvo lugar entre John Searle y Jacques Derrida desde finales de los años setenta, en torno a la teorÃa de los actos de habla de John L. Austin.